domingo, 17 de agosto de 2008

Existir

Demonios, existo.¿Y ahora? ¿Quién me ayuda a soportar esta insoportable levedad del ser?. Nadie. Soy sólo yo y mi conciencia, yo y mi alma, yo y mi espíritu, yo y todas las imaginables compañías que inventé para sedar a la soledad originaria e infinita con la que cargo.

Al releer esa afirmación nefasta, mi pensamiento se nubló. Se quedó debatiendo entre oscuras premisas formuladas con total impunidad metafísica. ¿Y ahora? Y ahora sigo escribiendo. A fin de cuentas, aún no está prohibido por el código que regula mi proceder. Perdón, pero tengo que seguir escribiendo.

¿Qué hora es?. Maldición, el tiempo quiere penetrar en mi alma. ¡Vete dictador! ¡Autoritario!. El muy orgulloso se queda, aunque lo rebaje y lo denoste, él se queda. Me parece que no le hacen efecto mis absurdas palabras. Claro, él no es una persona. Él es una idea, él es aire, fuego, respiración y vomito. Él no conoce la moral. Es el que te da pelea ilusionándote, sabiendo que el golpe final es suyo, solo suyo. Bueno pero mi propósito no era alimentar su ego. Por favor, vete de mi ser

.¿Se fue?. No hablemos mas de él, ignorémoslo.

La luna, que insoportable que es esta mujer. Todas las noches mira por tu ventana. Si pudiera encontrarme cara a cara con ella, sin la comodidad de la distancia, de la lejanía, le diría tantas cosas. Y si tuviera coraje quizá le arrojaría unos cuantos insultos. No le diría la verdad, que la amo y que me encanta que mire todas las noches por mi ventana. Eso sería situarme bajo los pies de un elefante.

Bueno, ya no disfruto al escribir estas últimas lineas. Traducir las nubes de mis pensamientos a lo humano, demasiado humano me resulta extremadamente agotador. Necesito ahorrar energías para afrontar el espectáculo social.

Ya tendré tiempo para agonizar...