jueves, 4 de diciembre de 2008
¡Hay, qué Comedia!
No hay que descuidar la bendita facultad de ser un hombre terrenal, un político, un comandante de la acción.
Que las ideas se hagan a un lado; salvo obviamente, las pragmáticas, las que derramen utilidad. No dejemos que desnuden al mercado, sino todo lo contrario, tejámosle cada día un nuevo ropaje, abriguémoslo cuando sea necesario, así como también refresquémoslo cuando sufra los calores del desprecio.”
Así se refería un hombre prudente hacia sus interlocutores, que soñaban con ser más prudentes que él, todavía más ordenados, más eficientes, y sobre todo, más útiles.
En otro sector del auditorio, escupía sus lamentos del alma un pobre inútil:
“Busquemos el sentido de nuestras respiraciones, encontremos un motivo para vivir y otros tantos para morir, pero no seamos simplemente un resultado de extensísimas coincidencias sin corazón. No dejemos que llenen nuestros vasos aguas de las que no queremos beber jamás, rompamos los cristales que nos encierran y nos obligan a ver la realidad de acuerdo a su más o menos densidad.
¡Emancipación del Ser! Aunque ello signifique desánimo o esperanza.”
Y desde una posición privilegiada, en donde se podía observar a ambos, el Gran Creador se revolcaba en risas por haber hecho lo mejor de su tarea: Haber creado a estos dos increíbles actores para una eterna y comiquísima lucha, la lucha por el monopolio de la verdad.
domingo, 17 de agosto de 2008
Existir
Demonios, existo.¿Y ahora? ¿Quién me ayuda a soportar esta insoportable levedad del ser?. Nadie. Soy sólo yo y mi conciencia, yo y mi alma, yo y mi espíritu, yo y todas las imaginables compañías que inventé para sedar a la soledad originaria e infinita con la que cargo.
Al releer esa afirmación nefasta, mi pensamiento se nubló. Se quedó debatiendo entre oscuras premisas formuladas con total impunidad metafísica. ¿Y ahora? Y ahora sigo escribiendo. A fin de cuentas, aún no está prohibido por el código que regula mi proceder. Perdón, pero tengo que seguir escribiendo.
¿Qué hora es?. Maldición, el tiempo quiere penetrar en mi alma. ¡Vete dictador! ¡Autoritario!. El muy orgulloso se queda, aunque lo rebaje y lo denoste, él se queda. Me parece que no le hacen efecto mis absurdas palabras. Claro, él no es una persona. Él es una idea, él es aire, fuego, respiración y vomito. Él no conoce la moral. Es el que te da pelea ilusionándote, sabiendo que el golpe final es suyo, solo suyo. Bueno pero mi propósito no era alimentar su ego. Por favor, vete de mi ser
.¿Se fue?. No hablemos mas de él, ignorémoslo.
La luna, que insoportable que es esta mujer. Todas las noches mira por tu ventana. Si pudiera encontrarme cara a cara con ella, sin la comodidad de la distancia, de la lejanía, le diría tantas cosas. Y si tuviera coraje quizá le arrojaría unos cuantos insultos. No le diría la verdad, que la amo y que me encanta que mire todas las noches por mi ventana. Eso sería situarme bajo los pies de un elefante.
Bueno, ya no disfruto al escribir estas últimas lineas. Traducir las nubes de mis pensamientos a lo humano, demasiado humano me resulta extremadamente agotador. Necesito ahorrar energías para afrontar el espectáculo social.
Ya tendré tiempo para agonizar...